El gran golpe (por Alejandro De Falco)  

Posted by Carmilla in , ,

El plan era impecable, perfecto, como siempre. El dato nos lo pasó el “mudito” Paglilla, y eso si que era atípico. Debo admitir que en un principio dudé mucho: demasiado bueno para ser cierto. ¿Una bóveda (nuestra especialidad) debajo de las ruinas de una casa que se incendió hace diez años? Al parecer, los herederos aún estaban peleando sobre quién se quedaría con todo… Y ahí entramos nosotros, dispuestos a aligerarles la carga. Al parecer, el dueño originar era antropólogo y se dedicó a viajar por Egipto. El mudito asegura que volvió con un tremendo tesoro.
Y así fue que estábamos siguiendo el viejo tubo principal de las viejas cloacas vestidos, como corresponde, de operarios de la empresa de aguas, y de ahí, hasta las cloacas de la vieja casa. Desde el punto indicado, nos pusimos a picar y cavar la pared, apuntalando el túnel que empezábamos a hacer. El trabajo requería paciencia, debíamos ser cuidadosos, como siempre, así que nos lo tomamos con calma, acompañados por las ratas, y después de un par de horas de buen progreso, disimulamos la entrada del nuevo boquete y nos fuimos. Y así un par de días más, con calma.
Al último día tuvimos algunos problemas, ya que el bizco quería bajarse. Algo sobre sueños raros y que se yo que más. Tampoco me asombré demasiado, ya que siempre fue muy supersticioso. Volviendo al túnel, tendría que haberme llamado la atención el hecho de que no había, ni se escuchaban, ratas, a diferencia de días pasados. Pero no tardaron en aparecer una vez que destapamos el boquete. Ahí estaban todas, o lo que supongo que eran todas, muertas, llenas de gusanos, y revistiendo el piso, las paredes y el techo del túnel. Parecía que el túnel mismo era una gran garganta de carne que se movía a un ritmo pulsante silencioso impuesto por el movimiento de los gusanos. La última jornada, y alguien se hacía el gracioso, seguramente para adelantársenos. Supuse que el bizco debe haberse vendido. Por suerte el olor aún no era tan insoportable, y estábamos bien equipados. Soy muy previsor, y por eso contábamos con máscaras de gas. Pudimos hacer un espacio y seguir, hasta que nos topamos con una pared de cemento. ¡Habíamos llegado! Pero al entrar, me encontré con lo más raro que había visto jamás: las paredes eran como de un cristal violeta y negro, y parecía pulsar con una ¿luz? interior. También estaban talladas con bajorrelieves muy extraños, que no se describir. En el centro, el tesoro, un baúl dorado con los mismos tipos de relieves, en medio de un símbolo raro en el suelo. El mudito empezó a hacer gestos raros y cánticos a medida que se acercaba. Lo hubiese esperado del bizco, pero de él no. Seguro que algún coleccionista pagaría una buena suma, pero distaba de ser un “gran” tesoro. El gordo no tuvo paciencia y fue directo al baúl, sin hacerle caso al mudito que intentó frenarlo. Supongo que el gordo estaba frustrado, porque le propinó una buena piña en la cara al mudito y lo dejó tendido, y realmente mudo por un rato mientras intentaba volver a tener aire. Veía que puso cara de terror y al seguir su vista vi que el gordo abrió el baúl… y como que empezaba a derretirse mientras una cosa negra e informe que salió de ahí lo iba envolviendo, absorbiendo su forma. No tardó nada, y seguía saliendo, con la cara del gordo impresa en eso, con un rostro… sonriente y feliz, pero desencajado por la locura, de tanta felicidad. Salí corriendo enseguida, dejando al mudo atrás. Quizás se contentaba con el mudo, pensaba mientras lo oía gritar pidiéndome ayuda. Pero fue más rápido que el mudo. Y más rápido que yo. Ahora, estamos a punto de salir, el gordo, el mudo, yo, Él, todos uno, para consumir (dar felicidad) al mundo…

This entry was posted on lunes, octubre 01, 2007 at 11:35 a. m. and is filed under , , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

1 comentarios

Cómo puedo contactar con el Autor? Me quedé asombrado cuando vi mi apellido en el cuento.

8/22/2019 4:05 p. m.

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