Howard (por Spawn)  

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-¡Pero si murió hace más de medio siglo! – pensaba Munch para sus adentros.

Se había despertado bañado en sudor, y con un dolor de cabeza increíble.

La misma pesadilla otra vez.

Sabía que no podía ser cierto (aunque el sueño era tan real como para dejarle algunos cortes en los brazos y la espalda).

Reconocía perfectamente a la figura que lo perseguía a través de los pantanos. Lo había conocido a través de sus libros y había profundizado sobre su historia desde hacía muchos años. Podría decirse que lo admiraba.

Pero, ¿qué diablos estaba pasando?

Lo había comentado con su analista y éste lo había atribuido a su gran fascinación por el hombre. Una fascinación que había llevado a su mente a somatizarlo de una manera muy peligrosa, según dijo; agregando que su mejoría sería un proceso largo y hasta doloroso en ocasiones. Una maravilla de optimismo.

Se decidió a comentarlo al grupo de seguidores del hombre al que pertenecía. – alguien, tal vez, haya sufrido de lo mismo y no se anima a expresarlo – pensó. Desechó la idea enseguida. Seguramente lo tildarían de loco.

No podía apartar las imágenes de su mente. Los ojos, el cuchillo.

El reloj marcaba la medianoche. Optó por tratar de conciliar el sueño nuevamente. Y el sueño llegó, pero no solo.

Estaba en una casa, no había ventanas. Algo se movía fuera de ella.

Se había acurrucado en una esquina, petrificado por el miedo.

Pasaron horas, tal vez días.

En algún momento, los sonidos fuera de la casa habían cesado.

Despacio, se incorporó. –Debo despertarme – pensaba.

Recordó un viejo truco que le había enseñado su madre cuando pequeño. En aquella época también soñaba, no recordaba qué, pero tampoco era bueno. ¡Si hasta mojaba la cama de vez en cuando!

- Enfréntalos – había dicho. – Cuando lo hagas, inmediatamente te despertarás.

Aturdido aún, se levantó y avanzó hacia la puerta.

Tomó la perilla y, buscando aire, salió.

Estaba en un cementerio.

Se encomendó, y comenzó a caminar.

Algo se movió detrás suyo. Con las sienes latiendo, giró. (madre, espero que tengas razón)

Parado sobre una tumba estaba Howard. Sonreía, y el cuchillo brillaba en su mano.

Supo que sería la última pesadilla aún antes de que cayera sobre él.

This entry was posted on domingo, julio 15, 2007 at 12:48 p. m. and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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